A raíz del desarrollo cafetalero iniciado en la década de 1820, se hizo imprescindible contar con instrumentos y personas indispensables para el acarreo del grano de oro hacia el puerto de Puntarenas, con la finalidad de su exportación hacia el mercado europeo.
El boyero en esa época era una persona humilde, andaba descalzo y cuando le tocaba salir de noche se alumbraba con una linterna de carburo. Además, utilizaba un chuzo (palo largo de madero) de hasta dos metros y medio de largo por dos centímetros y medio de grueso, para guiar a la yunta de bueyes.
Era también normal que utilizara un “juete”, compuesto por tres hilos de cuero trenzado, de tal manera que fuera flexible y sirviera como chilillo para azotar a las bestias.
Gracias a su gran importancia, se realizó una escultura en homenaje a Heriberto Rodríguez Chinchilla en el 2000 en las afueras del Hotel Boyeros, la cual fue realizada por el artista Johnny García Clachar.
La obra presenta al boyero dirigiendo la carreta y fue elaborada con materiales de cemento, mármol y porcelana.