Hablamos del Volcán Turrialba y este nombre tiene una historia particular. A lo largo de su vida ha presentado una constante actividad, primordialmente de expedir humo blanco. Los primeros colonos españoles, al ver esta característica del volcán, lo llamaron Torre Alba, que se traduce como “humo blanco” dando como resultado su nombre al día de hoy: Turrialba.
La visita al parque nacional es limitada al público. No se permiten turistas en un radio de tres kilómetros alrededor del cráter debido a la actividad del volcán. Sin embargo, vale la pena conducir hasta las zonas seguras y no perder la oportunidad de contemplar de cerca a uno de los volcanes más impresionantes del país.
Dado que sus bosques antiguos aún permanecen como refugio de la fauna silvestre nativa, el parque nacional no solo es reconocido por su volcán, sino también por las especies de aves que se encuentran en él, incluyendo los quetzales y colibríes. También se encuentran particulares árboles como los robles, los encinos, el cacho de venado, salvia y ratoncillo.
Si sos amante de la observación de aves, sin lugar a duda, el Volcán Turrialba será ideal. En él se han identificado más de 84 especies de aves, siendo las más representativas en el área: El halcón de cola roja (Buteo jamaicensis), el pico de la lanza de los colibríes (Doryfera ludoviciae) y la chispita volcanera (Selaphorus flammula), Jilguerillos (Catharus ustulatus), tangaras ( Tangara spp.), Carpinteros (Picoides villosus).
También se han reportado 11 especies de mamíferos como el coyote (Canis latrans), el conejo (Sylvilagus dicei), el armadillo (Dasypus novemcinctus) y el zorro maloliente (epatus semistriatus).