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El paraíso del surf

Te hablamos nada más y nada menos que de las playas de la Península de Osa.

Empecemos pos Santa Teresa. Gracias a su playa de arena blanca, donde el bosque llega prácticamente hasta el mar; vientos que garantizan oleaje durante todo el año y un ambiente relajado, donde las jornadas de olas y salitre terminan siempre en fiestas a ritmo de reggae o música latina con el escenario de unos atardeceres épicos, eso es lo que te ofrece este increíble lugar.

Muy cerca de Santa Teresa, se encuentra Montezuma. Un bonito pueblo caracterizado por contar con altos acantilados y una jungla.

Desde hace tiempo es refugio de artistas y bohemios de todo el mundo, cuya máxima expresión es el mercado de los sábados, donde se venden productos orgánicos y artesanía local, ropa, cerámica, cuadros…  siempre acompañados de música.

A unos 10 kilómetros de Montezuma, en el extremo sur de la península de Nicoya, está el Parque Nacional de Cabo Blanco, el más antiguo del país, con más de mil hectáreas terrestres protegidas y casi dos mil marinas.

A través de sus diferentes senderos forestales, se llega a espectaculares playas vírgenes, como la playa de Balsitas. Desde ella, a tan solo dos kilómetros de la costa, se puede ir a la Isla de Cabo Blanco, que da nombre al parque.