En 1792, el español Pedro Antonio Solares Berros, construyó en adobes la vivienda con amplio corredor en escuadra que daba a la plaza principal. A finales del siglo XIX, pasó a manos de Domingo González Pérez quien la cedió a su hijo Alfredo González Flores, vigésimo-primer presidente de Costa Rica (1914-1917).
En esta casa vivió Alfredo González Flores hasta su muerte en 1962. En 1974, la casa fue expropiada, se restauró y se convirtió en la casa de la Cultura. Exhibe parte del patrimonio histórico y cultural costarricense.
En este lugar se hacen producciones artísticas, encuentros de reflexión, conservatorios y capacitaciones. Es un espacio para exposiciones, conciertos, obras de teatro y danza entre otras actividades artísticas y creativas.
Fue declarado Monumento Nacional en diciembre de 1974.